“La sabiduría consiste en la investigación de las primeras causas o principios” (Descartes)
“Todas las cosas que pueden ser objeto de conocimiento se entrelazan de igual forma” (Descartes)
“El orden de nuestros pensamientos ha de ir siempre de lo más simple a lo más compuesto” (Descartes. Discurso del Método)
La Mathesis Universalis, de Descartes
René Descartes −filósofo, científico y matemático− es considerado una de las grandes figuras del pensamiento occidental. Fue el fundador de la filosofía racionalista moderna al basarse en el concepto de “sujeto pensante”, en el que la razón pasa a ser el criterio último de la verdad. Descartes fue un innovador, no solo en filosofía, sino también en física (la que se denominaba por entonces “filosofía natural”), al aplicar a ambas disciplinas la racionalidad de las matemáticas.
Descartes era consciente de que existía un contraste entre matemática y filosofía. El campo filosófico era incierto, difuso, opinable, controvertido. En cambio, en la matemática había certeza y unanimidad plena. Por ello, Descartes se propuso reconstruir todo el edificio del saber siguiendo un método análogo al de la matemática, es decir, aplicar el método deductivo y racional. Esta matemática universal (Mathesis Universalis) permitiría abordar el estudio de la realidad de una manera mucho más sólida y fundamentada, y permitiría crear una verdadera ciencia universal.
Descartes utilizó el término “Mathesis Universalis” en su obra “Regulae ad directionem ingenii” (Reglas para la dirección del espíritu), comenzada en 1619, terminada en 1628 y publicada póstumamente en 1701. La palabra “mathesis” significa enseñanza, estudio, ciencia, conocimiento. De su raíz procede el término “matemática”. Para Descartes, mathesis universalis es una hipotética ciencia universal fundamento de todas las ciencias particulares. Esta misma denominación fue utilizada posteriormente por otros filósofos, principalmente Leibniz.
La Regulae es una obra clave del pensamiento cartesiano. En ella Descartes afirma haber descubierto un método universal, un método aplicable a todas las ciencias, el método de la certeza y la razón matemática, el método con el que se puede construir la verdadera ciencia, la ciencia única, la ciencia universal, la Mathesis Universalis. Descartes intentaba “poner orden” en la diversidad de conocimientos particulares que él mismo poseía en matemáticas, filosofía, física, teología, etc. Entonces intuyó la ”ciencia admirable” que pondría remedio a esta situación.
Durante sus numerosos viajes, Descartes fue madurando su idea de la ciencia verdadera o universal y de su método para elaborarla. Pero fue el 10 de Noviembre de 1619 (con 23 años), estando enfermo y postrado en cama, cuando parece ser que alcanzó plena y definitiva consciencia de un nuevo método, algo que perseguía desde hacía mucho tiempo. Entonces tuvo la convicción de que todo conocimiento podría reunirse en una sola ciencia universal, capaz de resolver de manera general toda clase de problemas y de fundamentar, no solo la ciencia, sino también la filosofía.
El método cartesiano pretendía sustituir la filosofía aristotélica-escolástica por un sistema total basado en un método racionalista para alcanzar el conocimiento y la verdad a partir de unos principios o conceptos primarios.
El Discurso del Método
El “Discurso del Método”, publicado en 1637, cuyo título completo era “Discurso del Método para conducir bien la razón y buscar la verdad en las ciencias”, es la obra principal de Descartes y una de las obras fundamentales de la filosofía occidental. Por dos cartas que dirigió a Mersenne (en los años 1636 y 1637), se sabe que el título que iba a hacer referencia explícita a su sueño de una ciencia universal: “Proyecto de una ciencia universal que pudiese elevar nuestra naturaleza a su más alto grado de perfección”. Descartes utilizó la palabra “Discurso” y no “Tratado” para poner de manifiesto que su intención no era el crear una doctrina formal ni reformar la enseñanza oficial, sino solo exponer cómo llevó a cabo la reforma de su propio pensamiento.
El Discurso es una obra de gran lucidez mental, en el que trata de una gran variedad de temas, entre ellos: el saber, la naturaleza de la realidad, la moral, la inmortalidad del alma y la existencia de Dios. Pero aquí lo que nos interesa especialmente es el tema reflejado en el título de la obra.
Descartes expone el problema de la fundamentación del saber: su falta de coherencia y sistematicidad. Pone en duda todos los conocimientos aprendidos a lo largo de toda educación, pues las creencias que nos inculcan desde nuestro nacimiento dependen del entorno social y de las personas que nos educaron. Y las ciencias, al haber sido realizadas por múltiples autores, cada uno con su correspondiente opinión, no pueden ser portadoras del verdadero saber. Critica la filosofía escolástica de su época, en especial el silogismo aristotélico, que dice que no sirve más que para explicar cosas ya sabidas. Ante esta situación, realiza varias recomendaciones generales:
Debemos dudar de todo de manera sistemática para poder encontrar la verdad. “Para investigar la verdad es preciso dudar, en cuanto sea posible, de todas las cosas, una vez en la vida”. La duda no es un fin en sí mismo, sino solo un medio para alcanzar la verdad. En esto coincide con su coetáneo Francis Bacon: “La duda es la escuela de la verdad”, aunque Bacon buscaba la verdad mediante el proceso inductivo.
Debemos renunciar a la diversidad de opiniones y usar la razón para formar nuestras propias creencias. La razón debe desvincularse de la tradición y la autoridad, y ser autónoma, en el sentido de que su ejercicio no está condicionado por ninguna otra cosa que la razón misma. La razón debe ser el principio supremo y único para fundamentar el saber. Lo verdadero es lo que la razón percibe con claridad. Es el sujeto pensante quien tiene que determinar cuando estamos ante un conocimiento verdadero o falso. “Gestiona los problemas; no aceptes nada como artículo de fe, busca las ideas claras y distintas, confía en ti mismo”. “Es verdad lo que mi criterio racional decide qué es verdad”.
Debemos buscar el fundamento de una ciencia fuera de la propia ciencia; su fundamento tiene que estar en un nivel superior. “Ninguna ciencia está capacitada para demostrar científicamente su propia base”. Esta posición es la misma que siglos más tarde sostendría John Wheeler respecto a la física: “Ninguna teoría física que se ocupe solo de física explicará nunca la física”.
Debemos unificar todos los saberes dispersos y así reformar a la vez nuestra comprensión global del mundo, para así crear una ciencia universal. Con ello podremos descubrir lo oculto y hacer fácil lo que aparentemente es difícil.
El método
Descartes propone un nuevo método para conseguir un saber seguro fundamentado en el poder de la razón humana. Las ideas principales de este nuevo método, basadas principalmente en sus obras "Regulae" (1628), “Discurso del Método” (1637), “Principia Philosophiae” (Principios de Filosofía, 1647), “Meditaciones Metafísicas” (1641) y “Pasiones del Alma” (1649), son, en esencia, las siguientes:
Partiendo de la duda total y absoluta, y dado que la duda es una forma de pensamiento, Descartes encuentra un principio filosófico que le sirve de punto de partida para fundamentar su proyecto: “Cogito, ergo sum” (Pienso, luego existo). La consciencia del yo o el sujeto como sustancia pensante se convierte en el principio de todo.
Hay que buscar primero los principios universales o centrales de todas las ciencias, para luego descender a lo particular. Es un movimiento centrífugo: de lo universal o nuclear a lo particular o periférico.
La filosofía es el fundamento último de todas las ciencias. La ciencia universal, la ciencia que debe investigar los principios o fundamentos del conocimiento, es la filosofía, y más concretamente, la metafísica. Descartes menciona a Platón y Aristóteles como los principales autores que iniciaron este camino.
El cuerpo de los conocimientos es como un árbol: sus raíces son la metafísica, el tronco es la física (o la filosofía natural) y las ramas son las otras ciencias (principalmente, la medicina, la mecánica y la moral).
El entendimiento humano se basa en dos acciones (u operaciones fundamentales de la mente): la intuición y la deducción. La intuición se aplica para el descubrimiento de las primeras verdades, que son las raíces del árbol del conocimiento, la metafísica. Y la deducción se aplica para el descubrimiento de las verdades particulares, apoyándose en el razonamiento, al estilo matemático.
Las matemáticas son el saber más perfecto y el modelo del saber. De la misma manera que la matemática produce verdades a partir de unas premisas, la tarea de la ciencia consiste en deducir las verdades, a partir de unos primeros principios. Así se construiría una ciencia verdadera y universal.
Hay una unidad intrínseca en todas las ciencias, aunque externamente parezcan diferentes. El factor unificador de las ciencias es la razón, pues todas las ciencias son la consecuencia o el resultado de aplicar la razón, que es siempre una y la misma en todos los hombres, independientemente del campo de aplicación. La razón es lo común a todas las ciencias particulares. La razón es el conocimiento esencial y el fundamento de la ciencia universal.
Todo conocimiento tiene que ser siempre cierto y evidente, sin posibilidad de duda. En caso contrario, no es verdadero conocimiento. Verdad y conocimiento deben ser la misma cosa. En matemática no cabe la duda, de ahí su valor. La razón matemática es el fundamento de toda ciencia.
Hay tres “sustancias” diferentes y completamente separadas, que son: 1) la mente o sustancia pensante (res cogitans); 2) el cuerpo (res extensa); 3) Dios, la res infinita. Estas sustancias corresponden a 3 ideas innatas fundamentales: yo, el mundo y Dios.
Una sustancia es aquello que existe por sí mismo, que es autosuficiente, que no necesita de otra cosa para existir. En este sentido, solo Dios puede ser sustancia. Pero Descartes admite que mente y cuerpo sean sustancias porque son independientes entre sí. Cada sustancia tiene atributos (propiedades esenciales) y modos (propiedades no esenciales).
Las sustancias mental y corporal están unidas e interactúan entre sí en el hombre a través de la glándula pineal. Es el famoso “dualismo cartesiano”, que tanta influencia ha tenido a lo largo de la historia y que actualmente se considera superado, pues se tiene la convicción de que todo tiene un origen o fundamento común.
El atributo de la sustancia pensante es el pensamiento. Y sus modos son: desear, conocer, querer, odiar, admirar, etc. El atributo de la sustancia extensa es la extensión (o espacialidad) y los modos sus diversas manifestaciones en las tres dimensiones. La naturaleza de la realidad física es su extensión en el espacio, su carácter geométrico, por lo que los principios de la física deben descansar en las matemáticas.
Los primeros principios son “naturalezas simples” (naturae simplices). Pertenecen al orden ideal. Son ideas innatas, poseídas por todos los hombres por el hecho de ser racionales. No se adquieren por la experiencia y no dependen del contexto cultural o social. Son verdades evidentes que se hallan en nuestras mentes, independientemente del tiempo, lugar y la persona. No pueden ser demostradas pero son la base de toda demostración. Hay 3 grupos distintos de naturalezas simples: 1) las materiales (figura, extensión, movimiento, etc.); 2) las mentales (pensar, conocer, querer, dudar, odiar, etc.); 3) las comunes a ambas (la existencia, la unidad, la duración, etc.).
El método formal de Descartes, fundamentado en la lógica y en las matemáticas, consta de 4 reglas:
Evidencia. “No admitir como verdadera cosa alguna que no se sepa con evidencia que lo es”.
Las evidencias son las naturalezas simples: las ideas innatas, intuitivas, inmediatas, simples, claras, distintas y no demostrables. Son los pilares fundamentales del conocimiento sobre los que se construyen las verdades complejas o las nuevas verdades.
Análisis. “Dividir cada dificultad en cuantas partes sea posible y en cuantas requiera su mejor solución”.
Cualquier tema o problema que tengamos que estudiar es un conjunto interrelacionado de ideas más o menos complejas. Esta fase consiste en analizar estas ideas hasta encontrar las evidencias. Analizar es descomponer lo complejo en sus naturalezas simples.
Síntesis. “Conducir con orden mis pensamientos, empezando por los objetos más simples y más fáciles de conocer, para ascender poco a poco, gradualmente, hasta el conocimiento de los más compuestos”.
Una vez descompuesto el problema en sus naturalezas simples, hay que reconstruirlo en toda su complejidad, deduciendo y construyendo todas las ideas y consecuencias que se derivan de esas naturalezas simples. Y a la vez que reconstruimos lo complejo, también ampliamos nuestros conocimientos con nuevas verdades.
Comprobación o enumeración. “Y el último, en hacer en todo recuentos tan integrales y unas revisiones tan generales, que llegase a estar seguro de no omitir nada”.
Se trata de repasar detalladamente los pasos anteriores para estar seguros de que no ha habido ningún error y que no hemos olvidado nada. Es la vuelta a la intuición, a contemplar la totalidad de manera intuitiva y global. Se parte de la intuición y se termina también con la intuición.
MENTAL vs. Mathesis Universalis
Existen notables paralelismos entre la Mathesis Universalis buscada por Descartes y MENTAL:
La conciencia.
Descartes partió prácticamente de cero. Suprimió todas sus antiguas creencias para buscar un nuevo fundamento con el que construir las nuevas creencias. Luego descubrió y adoptó su principio fundamental, “Pienso, luego existo”. Este principio se puede interpretar como que el principio que fundamenta todo es la conciencia.
MENTAL es también el resultado de cuestionarse todo, buscando principios universales (como en el caso de Descartes), búsqueda que culminó con los arquetipos de la conciencia.
Universalidad.
Descartes propone una ciencia universal y un método universal.
MENTAL es un lenguaje universal, un método universal y el fundamento de la ciencia universal.
Fundamentación de las ciencias.
Descartes intentó fundamentar todas las ciencias mediante una ciencia universal para poner orden en el saber de su tiempo. Hoy día nos encontramos con que la matemática carece de fundamentos sólidos desde que (en 1931) Gödel demostró su famoso teorema de incompletud, un teorema que demuestra que no es posible fundamentar la matemática desde lo superficial, desde sí misma (desde un sistema axiomático formal). Este resultado confirmó la intuición de Descartes de que no se puede fundamentar una ciencia desde la propia ciencia.
MENTAL pretende ser la respuesta a esta situación, pues es el fundamento de la matemática, y no le afecta el teorema de Gödel.
Los conceptos primeros.
Los conceptos primeros de Descartes que deberían fundamentar todas las ciencias deberían ser principios simples, evidentes, innatos, intuitivos y certeros, en los que no quepa duda alguna. Al existir separación entre mente y cuerpo, hay naturalezas simples corporales, mentales y comunes.
En MENTAL los conceptos primeros (los arquetipos de la conciencia o las categorías filosóficas) son también conceptos innatos, simples, evidentes e intuitivos. Son de carácter abstracto y comunes al mundo interno y externo. En MENTAL, ontología es igual a epistemología.
Las nuevas verdades.
El método cartesiano se basa en unos conceptos primeros a partir de los cuales se pueden generar todas las nuevas verdades. Descartes buscaba con su método descubrir nuevas verdades, más allá de lo simplemente deductivo, un método para la invención y el descubrimiento. La ciencia universal, la unión y la construcción del saber hay que hacerla desde los conceptos primitivos, que son simples, y luego ir ascendiendo gradualmente hacia lo complejo para generar nuevas verdades.
Los arquetipos de MENTAL son axiomas semánticos a partir de los cuales se pueden construir todas las posibles expresiones. Los arquetipos primarios son de la máxima simplicidad y del máximo nivel de abstracción. Todo se construye a partir de los arquetipos primarios. La simplicidad va unida a la verdad y a la conciencia. En las expresiones derivadas de MENTAL encontramos nuevas verdades. No se trata solo de deducciones, sino de construcciones que revelan nuevas relaciones entre los conceptos primeros.
Resolución de problemas.
Según Descartes, la ciencia universal podría ser capaz de resolver de manera general toda clase de problemas.
Con MENTAL, los problemas se simplifican, se clarifican o se resuelven porque se contemplan desde un nivel superior.
La unión de filosofía y matemáticas.
Descartes creía que la ciencia universal debería construirse a partir de principios filosóficos. Descartes unió filosofía y matemáticas. Esta síntesis fue la que le permitió intuir el desarrollo de una ciencia universal en donde todo conocimiento se diera en “orden y medida”, como se da en las matemáticas.
En MENTAL, filosofía y matemática van unidas. Los arquetipos primarios son categorías filosóficas y abstracciones de tipo meta-matemático.
La unión de opuestos.
Descartes unió intuición y deducción, pues afirmaba que el entendimiento humano se basa en estas dos acciones. En su método unió análisis y síntesis. Intentó unir lo universal con lo particular. Unió álgebra y geometría con su sistema de representación geométrica de las expresiones algebraicas para crear la geometría analítica. Esta unificación fue una de las más grandes conquistas intelectuales de la ciencia moderna. El sistema cartesiano lo podemos interpretar hoy como la unión de los dos modos de conciencia asociados a los hemisferios cerebrales: la conciencia racional (o analítica) y la intuitiva (o sintética).
MENTAL, como lenguaje de la conciencia, une todos los pares de opuestos.
Difusión.
Descartes escribió el Discurso en francés −es el primer libro de filosofía escrito en este idioma− en lugar del lenguaje científico y culto de su época, que era el latín. Lo hizo para que estuviera abierto a todos los que utilizaran únicamente su razón natural, sin prejuicios.
MENTAL es un lenguaje simple, claro, accesible a todo el mundo, democrático. Desmitifica el a veces críptico saber oficial.
La transformación personal.
Descartes experimentó una profunda transformación personal a medida que iba progresando en la construcción de su método. Intuyó que el conocimiento de esa ciencia universal elevaba la consciencia, como expresó en el título inicial que había previsto para el Discurso: “Proyecto de una ciencia universal que pudiese elevar nuestra naturaleza a su más alto grado de perfección”. Esa transformación implica conciencia unificada: “No habiendo más que un conocimiento verdadero de cada cosa, aquel que lo posee conoce cuanto se puede saber”. Y la necesidad de “reformar el entendimiento” se puede entender como reformar nuestra conciencia, nuestra visión del mundo.
Con MENTAl, el autor ha realizado también un viaje interior, de autodescubrimiento y transformación personal.
La Mathesis Universalis fue intuida por Descartes, pero fue parcialmente desarrollada. Descartes no llegó a identificar clara y totalmente los conceptos primeros (las naturalezas simples), no los formalizó ni especificó cómo se combinaban para generar nuevas verdades. Tampoco configuró un lenguaje universal de la realidad, la ciencia y la conciencia.
MENTAL es precisamente el conjunto de esos conceptos primeros, cuya combinatoria (mediante los propios conceptos primeros) constituye el lenguaje universal y el fundamento de la ciencia universal.
Podemos considerar, por tanto, que MENTAL es la Mathesis Universalis perseguida por Descartes, aunque MENTAL va más allá del objetivo que se propuso Descartes, pues por su supremo nivel de abstracción, es el fundamento de los mundos posibles.
Adenda
Descartes y la existencia de Dios
Descartes se esforzó por entender, con la ayuda de la “verdad divina”, el fundamento del cosmos. Decía que el conocimiento o saber obtenido con su método podría conducir a la “religión definitiva”, al demostrar con argumentos racionales concluyentes la existencia de Dios y la inmortalidad del alma. Propuso 3 argumentos para demostrar la existencia de Dios:
El gnoseológico. En la mente del sujeto, que es finito e imperfecto, aparecen las ideas de perfección e infinitud. Es imposible que de un ser imperfecto pueda surgir la idea de lo absolutamente perfecto. Y es imposible que de un ser finito pueda surgir la idea de infinitud. Por lo tanto, debe de existir un ser perfecto e infinito en sí mismo que pone en nuestra mente esas ideas.
El ontológico. Si en la mente del sujeto está la idea de un ser perfecto e infinito, tiene que existir, porque si no existiera le faltaría una de las perfecciones que es la existencia, y eso sería contradictorio. Por lo tanto, Dios, el ser perfecto, existe.
El causal. Yo no soy la causa de mí mismo, ni he existido siempre, ni debo mi existencia a causas menos perfectas que Dios. Habría que remontarse a un número infinito de causas, por lo que debemos admitir una causa última, Dios, que es la causa de su propia existencia.
“El error de Descartes”, de Antonio Damasio
El neurólogo Antonio Damasio no cree más que en la biología y no cree en algo que no tenga base material. Todos los aspectos de la mente y las emociones deben ser estudiados desde un punto de vista biológico:
Las estructuras biológicas regulan el cuerpo, las emociones y los procesos cognitivos. Localiza la mente en las capas cerebrales superiores, y las emociones en las capas inferiores.
La actividad mental requiere del cerebro y del cuerpo. El cuerpo contribuye al funcionamiento de la mente y es parte de la mente. La mente está “corporizada” y no solo “cerebrada”.
No solo piensa la mente. El cuerpo y las emociones juegan un papel clave en la forma en que pensamos. La racionalidad requiere un input emocional.
Las emociones son percepciones corporales del grado de encaje entre el cuerpo y las circunstancias. Hay unos “marcadores somáticos”, que influyen en la racionalidad.
Según Damasio [2006], el error de Descartes fue triple:
Afirmar que el ser se deriva del pensar, pues se trata de lo contrario: en el principio fue el ser y luego el pensar. “Somos, y después pensamos, y pensamos sólo en la medida en que somos, porque las estructuras y las operaciones del ser causan el pensamiento”. Por lo tanto, la afirmación de Descartes debería haber sido “Existo, luego pienso”.
Separar cuerpo y mente, pues la mente forma parte del cuerpo tanto como del cerebro. La mente tiene una raíz biológica.
Separar razón de sentimientos, pues los sentimientos influyen en la razón. Hay posiblemente un hilo conductor que conecta razón, sentimientos y cuerpo.
Respecto a lo primero, Damasio interpreta erróneamente el principio filosófico de Descartes como una derivación o implicación lógica. Es evidente que el ser está por encima de la mente y del pensamiento. Descartes seguramente estaba refiriéndose a que el pensamiento está subordinado a la existencia. Sin existencia no puede haber pensamiento. Y si hay pensamiento es porque hay existencia. La afirmación “Existo, luego pienso” es redundante, porque si se puede decir esta frase es porque se piensa. Pero no todo lo que existe, piensa. De hecho, la raíz del ser humano, el alma, no piensa; percibe.
Respecto a lo segundo, Descartes, efectivamente se equivocó al separar mente y cuerpo, pues lo físico y lo psíquico son manifestaciones de los arquetipos primarios (la hipótesis sostenida por Jung y Pauli). Es la hipótesis más simple, la que sigue el principio de la navaja de Occam.
Respecto a lo tercero, hay que decir que mente, cuerpo y emociones están interrelacionados porque son manifestaciones de Ser. cuerpo físico, cuerpo mental y cuerpo emocional son tres niveles (o dimensiones) diferentes, pero que están interrelacionados entre sí. El cerebro es un instrumento de la mente; la mente no es un epífenomeno del cerebro.
Bibliografía
Aczel, Amir D. El cuaderno secreto de Descartes. Una historia verdadera sobre matemáticas, misticismo y el esfuerzo por entender el universo. Biblioteca Buridán, 2005.
Damasio, Antonio. El error de Descartes. La emoción, la razón y el cerebro humano. Crítica, 2006.
Descartes, René. Discurso del método. Espasa-Calpe, 2001.
Descates, René. Discurso del método. Estudio preliminar, traducción y notas de E. Bello Reguera. Tecnos, 2003.